De manera bastante habitual llevamos a cabo una tarea tan habitual como instalar o eliminar aplicaciones de nuestro equipo basado en sistemas Windows, algo que ya casi se ha convertido en algo mecánico con el paso de los años y las versiones del sistema de los de Redmond.
De hecho, como muchos ya sabréis, cada vez que nos disponemos a desinstalar una herramienta que en su momento instalamos en nuestro equipo, lo más habitual es que accedamos a la correspondiente sección especialmente diseñada para ello del de Control del Sistema, “Desinstalar un programa”. Sin embargo, seguro que algo que ya hemos podido comprobar en innumerables ocasiones, es que lo que en un principio puede parecer algo tan sencillo como es el hecho de desinstalación implica la modificación de diversos archivos de Windows como librerías DLL y entradas del Registro, elementos que es probable que compartan entre varios de los programas disponibles en ese momento. Además esta misma función de Windows va tomando nota de todos los cambios que se van sucediendo durante el proceso de eliminación por si por ejemplo tiene que revertirlo y devolver los archivos a su estado inicial. Así se cura en salud por si algo va mal o por si el propio cancela el proceso en un momento dado.
Windows salvaguarda nuestros datos
Por el contrario, si cada uno de los desarrolladores usasen su propio instalador para cargar sus propuestas, seguramente los problemas serían mucho más comunes de lo que son hoy día, por lo tanto así se evitan conflictos que pudiesen incluso dañar el sistema operativo.
Por otro lado, Softzone nos explica la razón por la cual debemos reiniciar Windows al instalar o actualizar programas.