Los SSD son una de las mayores revoluciones de la última década. Estas unidades son ideales para usarlas de manera conjunta con discos duros, e incluso hay portátiles que ya prescinden de los HDD en su totalidad. Sin embargo, a la hora de comprar un SSD, ¿es mejor comprar un SATA tradicional, u optar por un NVMe que llega a ser actualmente hasta 10 veces más rápido?
Los primeros SSD que colocamos en nuestros ordenador utilizan conector e interfaz SATA. Las unidades eran de 2,5 pulgadas, pero desde hace ya casi un lustro también tenemos la opción de poner unidades en formato M.2 que parecen pequeños chicles aplanados. Estas unidades son más ligeras, pequeñas y sobre todo, más rápidas.
utilizar un SSD SATA como el Samsung 860 EVO de 500 GB y el 970 EVO de 1 TB para cargar el sistema, tardando apenas medio segundo más el SATA. La carga es más rápida con el NVMe, pero, ¿merece la pena gastarse casi el doble de dinero que cuesta el 970 EVO por apenas medio segundo?
Entre 30 y 40 MB/s: la lectura aleatoria no ha mejorado
Claramente, no. Sólo en contadas ocasiones nos beneficiaremos de las altas velocidades de lectura y escritura secuencial, como cuando estemos moviendo archivos o exportando un archivo multimedia. El problema es que la mayoría de tareas que hacemos son cargas de tipo aleatorio con cientos o miles de archivos, como cargar un programa o juego a la memoria RAM cuando lo abrimos, cargar el sistema operativo, o cuando estamos instalando un juego.


En CristalDiskMark, la cifra que tenemos que mirar es la de 4KiB Q1T1, correspondiende con una carga de «low queue depth«, donde tenemos muchos archivos de pequeño tamaño para realizar la prueba. Ahí, vemos que en unidades SATA la cifra es casi idéntica, siendo de hecho superior en el SATA debido a que estaba haciendo otras cosas con el SSD NVMe cuando hice la prueba. Así, son ese tipo de cargas las que se acercan más a la realidad. Sólo los SSD Intel Optane han ofrecido mejoras significativas en este tipo de cargas, e incluso en esos casos la mejora de velocidad de carga sigue sin merecer realmente la pena.
Por tanto, si estás buscando un SSD nuevo para mejorar el que ya tienes, quizás te compense comprar uno de 1 TB SATA que uno de 500 GB NVMe dependiendo del uso que le vayas a dar. Cada uno tiene sus ventajas, donde los SATA de 2,5 pulgadas se calientan menos (también hay M.2 SATA que se calientan igual que los NVMe), son más baratos y consumen menos energía. Si puedes y encuentras una buena oferta, un NVME será siempre una opción excelente, pero tienes que saber que la mejora de rendimiento la tienes casi siempre en cargas secuenciales. En aleatorias no tendrás grandes mejoras que afecten al uso normal del ordenador.