En la actualidad ya no se ven coches nuevos baratos. Esa es la realidad. Son muchos los que han ido viendo cómo, si bien antaño era factible hallar un coche de buenas características por un precio de 10.000 euros, los últimos años están llevando a que no se den vehículos nuevos por este precio. Pero, ¿qué razones hay? ¿Por qué ocurre esto?
Los coches nuevos ya no son baratos
Comprarse un coche nuevo por menos de 10.000 euros no es una experiencia de otro siglo, sino algo que era posible hace apenas cinco años. Pero la llegada de las dificultades y factores externos han hecho que el precio medio crezca un 37% respecto a 2018, según datos de la Agencia Tributaria.
O lo que es lo mismo; si bien por entonces elegir un Dacia Sandero era factible por apenas 7.000 u 8.000 euros, ahora alcanza los 13.000. Y el futuro no es alentador: la nueva normativa de emisiones Euro 7 que entrará en vigor en 2025 podría aumentar los precios en 2.000 euros, según la patronal europea, con los vehículos pequeños como los más afectados.
Es así que con circunstancias como el incremento de los costes de producción, sumado a la crisis de los microchips y semiconductores, ha obligado a los fabricantes a dejar en un segundo (o incluso tercer) Fiat 500 Electric o el Renault Twingo entre otros casos.
El problema es que, como sabemos, los coches eléctricos no son aún lo suficientemente económicos debido a la tecnología involucrada. De nuevo, el margen de beneficio de los coches pequeños y asequibles es mínimo. Para justificar su construcción, los fabricantes deben vender toneladas de ellos, y no es el caso, ya que, en este segmento, la combustión interna aún cuenta con peso.
Es cierto, no obstante, que en la actualidad los electrificados más asequibles se acercan más a esa ventana de los 10.000 euros, pero no es la tónica general de los coches nuevos, como decimos. Con el tiempo lo lógico es que los precios se vayan haciendo todavía más amigables, pero todo apunta a que los que serán de serán poco más de cuadriciclos ligeros, al estilo de los conocidos como ‘coches sin carnet’, con sus primeros años con unos sistemas de propulsión muy limitados que harán de ellos modelos de uso casi exclusivamente urbanos.