No todos los productos y servicios que se lanzan al mercado salen bien, pero algunos tienen más papeletas que otros para triunfar. El lanzamiento de Movistar Home no parecía llegar en el mejor momento y, cinco años más tarde, este producto desaparecerá sumándose a una larga lista de fracasos como Aura o la tienda Tu.com.
A principios de 2018 Telefónica sorprendía con el anuncio de Aura, un asistente de voz basado en inteligencia artificial que llegaba para cambiarlo todo. Esta era la gran apuesta que llegaba después de meses de trabajo a Argentina, Brasil, Chile, Alemania, España y Reino Unido. El servicio se integró en las aplicaciones, pero también en un novedoso dispositivo con pantalla bautizado como Movistar Home también liderado por Chema Alonso, Chief Digital Officer y miembro del Comité Ejecutivo de Telefónica.
Esta evolución del teléfono fijo permite interactuar con Aura y con todos los dispositivos del hogar conectado de Movistar. Entre las cosas que nos permite tenemos la posibilidad pasar las llamadas de fijo a móvil, gestionar todo lo relacionado con la televisión como encenderla, ver el canal favorito,
Sin embargo, ni con esas han conseguido popularizar un producto con muchas carencias y sin margen de mejora. Es cierto que ahora mismo está a años luz de lo que fue en su lanzamiento, pero ya es tarde. Movistar Home llegó a un mercado hipercompetido, con un precio elevado y con pocas o ninguna característica diferencial. Ni si quiera Rafa Nadal y Buenafuente fueron capaces de impulsar un producto que su responsable trató de levantar en varias ocasiones. ¿Os imagináis ver una serie y que podáis comprar las gafas o la camiseta que lleva el actor protagonista? Todo ello se podrá desde Home. Como podéis imaginar, nadie llegó a realizar compra alguna a través del dispositivo.
Después del fiasco de Aura y Movistar Home queda el gran proyecto estrella de Chema Alonso, Open Gateway. Presentado en el pasado Mobile World Congress fue anunciado como el futuro boom de las telecomunicaciones y es precisamente donde se juega el crédito que le queda en la compañía. El futuro nos dirá si se convierte en un proyecto interesante que genere ingresos o por el contrario acaba siendo desterrado como los anteriores. De momento, lo que sí sabemos es que hay dudas en cuanto a la privacidad de los s.